lunes, 16 de noviembre de 2015

UN REPORTAJE DE FERMÍN PÉREZ-NIEVAS SOBRE LAS MATANZAS DE TUDELA DE NOVIEMBRE DE 1936




El periodista tudelano Fermín Pérez-Nievas ha publicado este fin de semana en Diario de Noticias de Navarra el siguiente reportaje sobre las matanzas de noviembre de 1936 en Tudela bajo el título "Tres días de sangre":

"Aquellas tres noches de noviembre de 1936 quedaron en las fosas de Balsaforada y Fontellas, 40 cuerpos, 40 vidas truncadas en una amarga orgía de sangre y sin razón. Dos padres con sus hijos, cuatro mujeres, siete concejales, veterinarios, jornaleros, comerciantes, abogados o amas de casa; el odio político no hizo distinciones. Hoy, 69 años después, siguen sin abrirse estas fosas y sin recuperar sus restos.

Pasados los primeros meses tras el golpe de Estado y el inicio de la Guerra Civil el 18 de julio, y establecidos los frentes de batalla, Tudela se convirtió durante tres días de noviembre en centro de una oleada de asesinatos quizá como represalia por la muerte en el frente del joven Victoriano Bordonaba Gil, un voluntario requeté de 16 años que murió el 8 de noviembre de un tiro en la garganta en el frente de Sigüenza. Tras los funerales celebrados el 10 de noviembre en Tudela con toda la pompa y boato de un héroe, 29 personas fueron asesinadas el 12 de noviembre, seis el 13 de noviembre y cinco más el 14 de noviembre.

En esta masacre fueron pasados por las armas 30 tudelanos y 10 vecinos de Cadreita, algunos con un tiro en la nuca, las manos atadas y cubiertos de cal, en dos lugares distintos pero separados solo por una decena de kilómetros: Balsaforada en Bardenas y Los Llanos, en Fontellas. De nada sirvió el falso llamamiento realizado el 1 de noviembre en Diario de Navarra por el gobernador militar, Carmelo García Conde pidiendo “ni venganzas ni atropellos”. Los asesinatos, las purgas y los ajusticiamientos por motivos políticos estaban auspiciados por la junta de guerra y por las milicias locales, con el consentimiento, cuando no participación, de las autoridades civiles y militares regionales. García Conde indicaba el 1 de noviembre que “ha llegado a mi conocimiento que en algunas localidades de esta provincia se cometen atropellos en las personas y en los bienes por algunos individuos que se dicen pertenecientes a Milicias autorizadas, (…) se recuerda a todas las Autoridades y a todas los ciudadanos que, en virtud de lo dispuesto, sólo la Autoridad competente es la facultada para imponer esta clase de sanciones y que serán sometidos a juicio sumarísimo los causantes de los delitos cometidos contra las personas y la propiedad por móviles políticos y sociales y estando dispuesto a castigar severamente a los contraventores, se ordena a las autoridades locales, Guardia Civil, Junta de Requetés y Falange que pongan en mi conocimiento los hechos de esa naturaleza que se cometan y a mi disposición a las personas causantes de los mismos”. La impunidad aquellos días fue total y nadie fue juzgado nunca por los asesinatos.

TUDELA 1936 Desde el frente, El Ribereño Navarro publicaba cartas de tudelanos en el ejército de Franco que pedían a sus vecinos, como deseo, que a su vuelta a Tudela “no veamos ciertas caras si es que Dios nos tiene destinado que volvamos” o solicitaban que las “chicas tudelanas” se erigieran en “madrinas” de los voluntarios y les enviaran cartas, eso si, apuntaban que “no se admiten feas y de ninguna manera socialistas”. Periódicos como El Requeté reproducían un verso de Ciro Royo que, conocido lo que pasó, resulta escalofriante, “una España va a nacer, y otra va a morir, después de este amanecer adiós a la España de ayer, viva la que va a venir”. En el nuevo Ayuntamiento, que había sido destituido el 19 de julio y buena parte de sus integrantes detenidos, el concejal Victoriano Gil Bea, con Rufino Añón como alcalde, pidió a la corporación que a los ediles republicanos “se les desposea de sus tierras en Montes de Cierzo”, petición que tiene más calado cuando se conoce que buena parte habían sido fusilados, otros detenidos y algunos habían huido para salvar la vida, como Epifanio Cruchaga, a cuyo hijo José María fusilaron al no encontrar a su padre.

En ese ambiente, 65 presos políticos marchaban cada día a los Montes de Cierzo para realizar trabajos forzados y eran vigilados por 25 voluntarios falangistas y requetés de Tudela que se turnaban en las guardias. Las calles eran tomadas cada día con grandes funerales y honores pero permanecían en silencio para los que eran ejecutados a escasos kilómetros de Tudela.

La crónica del funeral del joven Victoriano Bordonaba celebrado el 10 de noviembre en la iglesia de San Jorge describía toda una procesión que acompañó al cadáver, envuelto en coronas de flores y en la nueva bandera de España con “requetés armados, margaritas, pelayos, falangistas, banda de música, acción ciudadana, sección femenina, banda de tambores y concurrencia de todas las clases sociales”, desde la plaza Nueva.

BALSAFORADA Balsaforada es un término de Bardenas separado unos 10 kilómetros de Tudela y al que se llega por un desvío en la carretera de Ejea. El 12 de noviembre asesinaron allí a 18 personas, 10 de ellas de Cadreita y 8 de Tudela. Al día siguiente la matanza continuó con otras cinco personas de Tudela, el mismo número que el último día, el sábado 14 de noviembre. El jueves 12, de noche, fueron sacados de la cárcel de Tudela dos mujeres, la comunista Jesusa Olloqui y Josefa Bueno Azcárate, que a sus 29 años ya era viuda del fusilado Juan Fidao y dejaba tres hijos huérfanos, fue quizás el único matrimonio fusilado en la Ribera. También acabó en la fosa el concejal socialista Joaquin Meler Mur, a cuyo hermano Julio también habían asesinado o Leoncio Castillero que antes de morir dijo “compañeros estos creen que por que nos matan a nosotros matan la idea. El hombre muere pero la idea vive, compañeros”. De Cadreita esa noche quedaron los cuerpos del ex alcalde Benito Burgaleta y del concejal Ciriaco Pegenaute León. Junto con otros ocho, en su mayoría labradores.

En la noche siguiente, el 13 de noviembre, la tragedia se repitió. El historiador Fernando Mikelarena en su libro Sin piedad realiza una descripción de la matanza, dando nombres de los implicados en algunos de los asesinatos en Balsaforada, como el edil Aquilino Ochoa o el veterinario Luis Pérez. “Los ejecutados fueron trasladados en un camión conducido por el guardia civil Eugenio Zalduendo y el falangista Joaquín Corral. Los detenidos fueron llevados en el camión hasta la corraliza de Balsaforada, donde había una fosa abierta rellenada en parte de cal”. Los testimonios que recogió señalan que “fueron atados con las manos a la espalda, se les hizo arrodillarse junto a la fosa. Eugenio Zalduendo les fue dando, al menos a la gran mayoría, un tiro en la nuca o en la sien y después de un puntapié eran arrojados a la zanja, y concluido todo, fueron someramente cubiertos de tierra”. Varios de los ejecutados como Luis Pérez (que había denunciado a Corral antes de julio del 36 por vender carne sacrificada ilegalmente) o Aquilino Ochoa, fueron sacados del fuerte de San Cristóbal y traídos a fusilar en Tudela por el falangista Joaquín Corral.

Merece la pena detenerse en la persona de Joaquín Corral, que tuvo enfrentamientos en Tudela incluso con requetés, contra quienes estuvo a punto de llegar a las armas por irrumpir con un camión en medio de un desfile. Mikelarena apunta que Corral “había participado en el asesinato de Félix Moneo en agosto y de varios tudelanos en el puente de Castejón como el impresor Mauro Castilla, el concejal Valentín Pérez y el alcalde Domingo Burgaleta el 29 de julio”.

Por último el 14 de noviembre se añadieron cinco asesinatos más, entre otros las de Juana Charela Vida (59 años), Felipa Ramírez Vicente (50 años) y muy probablemente de Jesusa Ruiz Melero, asesinada el 14 de noviembre aunque se desconoce el lugar. También Serafín Carrascón Aguado y su hijo Luis Carrascón Jiménez, ambos empresarios, o el concejal socialista y ferroviario Eugenio Tutor. Es de destacar que todas las mujeres que murieron fusiladas en Tudela se asesinaron aquellos días.

FONTELLAS También el término de Los Llanos en Fontellas se convirtió en fosa común en noviembre de 1936. A unos 7 kilómetros de Tudela, junto a la N-232, doce personas acabaron sus días en este lugar, la gran mayoría en la noche del 12 de noviembre, horas después del funeral de Victoriano Bordonaba. Entre ellos destacan el concejal socialista Juan Navarro, el jornalero comunista Pablo Bermejo, que había huido y decidió volver y entregarse a la Guardia Civil, o Manuel Úcar Ramírez y su hijo el concejal Francisco Úcar Liñán; ambos ayudaron a fugarse en los primeros días al ex alcalde y emblema republicano ribero Aquiles Cuadra, escondido entre la cosecha, que sería detenido en Sevilla y fusilado en 1939. El día 13 de noviembre se asesinó solo a José Huguet Imaz, secretario de las Juventudes Socialistas

Las matanzas de aquellos meses no fueron ni siquiera ocultadas, dado que era más que evidente que había personas presas que desaparecían, en ocasiones sin partes de defunción. Como ejemplo, en algunos casos como el del veterinario Luis Pérez, se apuntó en su defunción: “fue detenido el día 4 de septiembre y conducido al día siguiente al Fuerte de San Cristóbal de Pamplona, donde permaneció 3 meses. El día 12 de noviembre fue trasladado a esta cárcel de Tudela donde lo pusieron en libertad, desde cuya fecha nada se sabe de su existencia, sino que, por el contrario, desapareció en dicho día de esta ciudad, en circunstancias tales, que desgraciadamente inspiran y hacen tener el convencimiento fundado de que falleció en la citada fecha de 12 de noviembre último”. Otra de las frases habituales era “solo se sabe que a raíz de iniciarse el Glorioso Movimiento Nacional fue detenido siendo llevado a la Cárcel de esta Ciudad, ignorándose los demás extremos”.

La mitad de los tudelanos asesinados en 1936 lo fueron en esos tres días negros de noviembre entre Balsaforada y Fontellas.

12 DE NOVIEMBRE

Balsaforada. Benito Burgaleta Pérez (Cadreita), Jesús Antonio Sánchez Jiménez (Cadreita), Modesto Esparza Munárriz (Cadreita), Eusebio Jiménez Anso (Cadreita), Galo Ozcoz Aranaz (Cadreita), Ciriaco Pegenaute León (Cadreita), Tomás Pérez Ozcoz (Cadreita), Mauro Allo Les (Cadreita), Ángel Daniel Sánchez Jiménez (Cadreita), Manuel Castellano Rus (Tudela), Leoncio Resines Expósito (Tudela), Josefa Bueno Azcárate (Tudela), Joaquín Meler Mur (Tudela), Francisco Amigot Ciria (Tudela), Leoncio Castillejo (Tudela), Julián Morales Ruiz (Tudela), Jesusa Olloqui (Tudela).

Los Llanos (Fontellas). José Sesma Bueno (Tudela), Nicolás Jalle Marzal (Tudela), Francisco Úcar Liñán (Tudela), Luis Recasens López (Tudela). Rodrigo Sáinz Lasheras (Tudela), Juan Navarro Anguiano (Tudela), Francisco Jacoste Vallés (Tudela), Julio Bardavio Rada (Tudela), Francisco Añino García (Tudela), Manuel Úcar Ramírez (Tudela).

13 DE NOVIEMBRE

Balsaforada. Luis Pérez Pérez (Tudela), Manuel Espadas Moneo (Tudela), Gregorio Albero Jiménez (Tudela), Teodoro Villanueva Baigorri (Tudela), Aquilino Ochoa Pascual (Tudela).

Los Llanos (Fontellas). José Huguet Imaz (Tudela).

14 DE NOVIEMBRE

Balsaforada. Eugenio Tutor Lozano (Tudela), Felipa Ramírez Vicente (Tudela), Juana Charela Vida (Tudela), Luis Carrascón Jiménez (Tudela), Serafín Carrascón Aguado (Tudela).

Sin localizar. Jesusa Ruiz Melero fue asesinada el 14 de noviembre de 1936 y aunque se desconoce el lugar es de sospechar que podría ser en Balsaforada al coincidir en el día.

EN CORTO

Donación de Meler. La presión social era tan fuerte que el tudelano trabajador del canal de Lodosa, Joaquín Meler Mur, que fue fusilado el 12 de noviembre en Balsaforada donó 10,25 pesetas el 20 de septiembre al Ejército Nacional. Los donantes aparecían publicados todos los días en los periódicos.

La cárcel. Muchos de los asesinados pasaron dos o tres veces por la cárcel de Tudela entre julio y noviembre. Algunos fueron detenidos en los primeros días, puestos en libertad y vueltos a detener en el mes de octubre entre el 10 y el 14 de octubre. Otros, como Ochoa y Pérez, habían sido trasladados al fuerte de San Cristóbal un mes antes. Más de 600 personas pasaron por esta cárcel solo en 1936".

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